Pocas veces la publicación de una novela representa una novedad absoluta para el lector español, pero eso ocurre con <i>La muñeca</i>, del escritor polaco Boleslaw Prus
Pocas veces la publicación de una novela representa una novedad absoluta para el lector español, pero eso ocurre con <i>La muñeca</i>, del escritor polaco Boleslaw Prus (pseudónimo de Aleksander Glowacki), editada por primera vez en 1890. ¿Qué sabemos de su autor? Su obra más conocida, <i>El faraón</i>, inspiraría a Kawalerowicz una soberbia película (Faraón, 1966). Su traductora al castellano, Agata Orzeszek, señala <i>La muñeca</i> como la obra maestra de las letras polacas modernas.
Última crítica José Luis Giménez-Frontín colaboró en este suplemento desde el año 2005, sobre temas que iban de la narrativa a la filosofía, la arquitectura y el arte. Esta reseña sobre un clásico recuperado es su postrera aportación
El abanico de autores, desde el XVIII y el naturalismo decimonónico hasta el modernismo, que afronta por fuerza con alguna suerte de ayuda institucional las ediciones KRK de Oviedo ahorra comentarios: Kropotkin, Turguenev, Laurence Sterne o Samuel Johnson, entre otros. Ahora, en su introducción, Agata Orzeszek nos informa de que La muñeca de Boleslaw Prus (pseudónimo de Alexander Glowacki, 1847-1912) "está unánimemente considerada, con Czeslaw Milosz a la cabeza, la obra maestra de las letras polacas modernas". Prus se inserta dentro de una corriente histórica que arrasa la novela europea en claves naturalistas y positivistas, que en España relacionaríamos con todos los intentos regeneracionistas del XIX, y que en el caso de Prus arranca en Dickens para conducirnos casi sin mayores meandros al Zola más combativo. En su día, Prus tuvo que ser altamente escandaloso en una sociedad controlada al detalle por una de las aristocracias más improductivas, reaccionarias, orgullosas, derrochadoras, inútiles y antisemitas de toda Europa, en la que incluso un creador de riqueza era contemplado con recelo y desprecio. El fracaso del emprendedor Wokulski en organizar algo así como una hispánica Sociedad de Amigos del País,por no hablar de la significativa revolución industrial catalana y financiera vasca, constituye uno de los ejes vertebradores de esta novela tan prolija y extensa, y de carga ideológica tan explícita. Entiendo que esta tarea de vivisección es lo mejor de Prus, siempre interesado en el análisis de los mecanismos del poder, como queda patente en su atinada incursión en la novela histórica (El faraón,1897), a la que supongo en la base de la espléndida versión cinematográfica de Kawalerowicz de 1966. ...
Sobre La muñeca, de Boleslaw Prus, traducción de Agata Orzeszec, KRK Ediciones. Oviedo, 2007, 1.392 páginas, 59,95 euros) y Enrique el verde, de Gottfried Keller, traducción de Isabel Hernández
Estas dos novelas, dos clásicos incuestionables y prácticamente desconocidos en España, son perfectas para aquellos lectores que tienen ambición de leer en largo y están dispuestos a buscar tiempo para ello. Las separa medio siglo, pues Keller muere el mismo año (1890) en que se publica la novela de Prus y la diferencia entre ambas mitades del siglo está patente en el asunto, en el estilo y en el sentido de estas dos novelas excepcionales.